En un primer
momento, no tenía planeado participar pero la inscripción de varios amigos y la
mística de subir un puerto como ese me terminó por convencer. Y pese a lo que
paso al final de la marcha, estoy muy contento de haberlo hecho.
La marcha no
parecía muy complicada salvo los kilómetros finales, por lo que pensé que no
habría problema para hacerla tras los 230kms del Soplao. ¡Que equivocado
estaba!
Todo empezó
en Nava, donde me alojaba y casualmente (y que me vino muy bien horas después)
era la localidad del C.C. Nava, organizadores de la marcha. Allí me reuní con
Alfredo y Natalia no sin algún problema de localización, y nos unimos a una
caravana de de coches cargadas de bicis que también se dirigían a Cangas de Onís.
Ya llegando a Arriondas nos confundimos de salida y estuvimos un rato dando
vueltas, empezábamos bien el día y ya se sabe, que lo que mal empieza…
Finalmente
conseguimos llegar y aparcar sin más novedad en Cangas. Yo como soy un tío
previsor fui la tarde anterior a recoger mi dorsal, pero mis compañeros fueron
a recogerlo. Como siempre habrá que
salir de los últimos, pero a mí no me importa porque voy más cómodo adelantando
que al revés, además el plan es ir tranquilo y pasarlo bien.
KM 0 -
Cangas de Onís – Se da la salida, los 4000 ciclistas ejecutan el ritual de
enganchar la cala al pedal y con el otro pie ir avanzando, pues los primeros
metros son muy lentos hasta que se cruza la pancarta de salida, mientras el
speaker va nombrando a la gente que cruza delante de él, incluidos nosotros,
una asturiana, un vallisoletano y un madrileño.
Los primeros
kilómetros transcurren rápidamente, pues los primeros 50kms son prácticamente
llanos. Poco a poco vamos adelantando gente hasta que nos unimos a un pelotón
bastante grande.
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KM 7 –
Arriondas – Cogemos la carretera que lleva a Ribadesella siguiendo el curso del
rio Sella, donde transcurre el famosa carrera de piraguas. La marcha transcurre
sin problemas, podemos ir de charleta, hasta que se empieza a desorganizar el
pelotón en los primeros repechos.
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Ribadesella |
KM 24,5 –
Ribadesella – Por suerte hace un día esplendido y podemos disfrutar de las
vistas del oriente asturiano. A partir de aquí la carretera es un poco más
estrecha y pintoresca, de momento de verdes montañas, que escalaremos más
adelante. Cada vez hay más repechos que van poniendo a cada uno en su lugar,
aunque la verdadera selección será en el alto de Tornería. Algo que me gustó
mucho es la cantidad de gente animando en los pueblos, sobre todo de niños que
parecían encantados viendo pasar tantas bicis.
KM 43,5 –
Posada de Llanes – Llegamos al primer avituallamiento en el que paramos a meter
algo de energía para la 2ª mitad de la marcha que buena falta nos hará.
KM 52 –
Parres – Comienza el puerto de la Tornería. Es una carretera estrecha pero de
buen piso que se va adentrando poco a poco en la sierra del Cuera. El puerto va
in crescendo en dureza, llegando al culmen en sus tres durísimos kms finales.
Vamos que te deja tostado para Lagos. Según vas avanzando los bosques de
eucaliptos y castaños dejan paso a helechos y prados de montaña, hasta que
llega una curva a la izquierda en el que se abre la perspectiva, dejando a la
vista todo lo que queda de subida. Y que subida, 4 kms al 7,4%, 6%, 10,8% y 10,8%
con rampas puntuales del 15%. Por suerte, la dureza de la subida se compensa
con la belleza de las vistas, hacia nuestra derecha el mar y si miras hacia delante,
los rampones que tenemos que superar.
Llevamos ritmo
tranquilo, chino chano, pero aun así vamos adelantando a bastantes ciclistas,
incluida una chica que estaba cogiendo aire a la que dimos ánimos, ya estaba
casi llegando al alto.
KM 58,5 –
Alto de la Tornería – Me ha gustado mucho la subida y he ido muy cómodo,
reservando fuerzas para lo que queda. El puerto son 5 kms al 7,7%. La bajada es
peligrosa, con 2 curvas muy complicadas, en las que había voluntarios de la
organización avisando para que la gente fuera despacio.
KM 67,3 –
AS115 – Termina la bajada y comienza la subida a La Robellada. Esta subida es
mucho más tendida que la anterior, y en la que se agradece ir en grupo a
relevos. De todas formas el ritmo tranquilo de la Tornería empezó a ser ritmo
alegre, quizá demasiado. De pronto nos empezaron a adelantar un montón de
coches de época, haciendo muy amena la subida.
KM 74 – La Robellada
– Llegando al avituallamiento había un atasco considerable, ciclistas por un
lado, coches de época por otro… Nosotros nos tomamos este avituallamiento con
calma y esperamos a que saliera un grupo grande, pues la aproximación a los
Lagos es mejor hacerla acompañados. La bajada es muy rápida, por buena
carretera, 86km/h marca el garmin de velocidad máxima, no recuerdo haber ido a
esa velocidad pero si lo dice el gps habrá que creerle.
KM 89,6 –
Soto de Cangas – Llega el momento decisivo, giramos a la izquierda con dirección
a la Santina, a la que todos pedíamos que nos diera fuerzas para llegar arriba.
KM 94,8 – Desvío
a los Lagos – Tomamos la rotonda que nos lleva a los Lagos flanqueados por
mucha gente, familiares que están animando al paso de los ciclistas, otros
simplemente van a visitar el santuario y se han encontrado el percal. Las
primeras rampas ya ponen las piernas a punto, a punto de reventar, no obstante
son 3 kms duros pero bastante sostenidos. En el siguiente hay algún descanso pero
es bastante engañoso. De momento parece que voy bien de fuerzas, pero no quiero
gastar de más. El siguiente km y medio
vuelve a estar rondando el 10%, pero lo peor llega cuando se abre el bosque y
el valle, y delante tienes la Huesera. Tan bonito como demoledor, tan evocador
como inmisericorde, así es esa maldita recta de casi un km en la que muchos
echan pie a tierra.
En cada
pedalada las piernas pesan más, miras a los lados por si acaso llevas a alguien
agarrado a la tija que te retiene la marcha. Los caracoles que me adelantan me
saludan moviendo sus antenas, me quedo rezagado de mis amigos, desearía tirar
la bici por el precipicio, pero en esta vida hay que luchar así que me
concentro y sigo adelante, no hay dolor!
Este momento
me dura hasta que aparece delante de mí el Mirador de la Reina. Ya no queda
otra que darnos ánimos unos a otros, mirar a un metro delante tuya, apretar los
dientes y pedalear. Aprovecho el más mínimo
descanso que da la carretera yendo casi a la misma velocidad subiendo que
bajando, pero lo peor ha pasado ya. Aunque las rampas ya no son las mismas sigo
muy despacio, las fuerzas me abandonaron hace tiempo, de hecho ni me fijo que
paso al lado del lago de Enol. Sin más cruzo la meta y acudo a reunirme con mis
amigos, que me esperan en el avituallamiento.
KM 109 –
Lagos de Covadonga – Como algo y nos abrigamos con unos cartones (que además estaban
calientes del sol) y empezamos el descenso. A poco de empezar nos encontramos a
Lolo y su familia, con los que compartimos un rato muy agradable. Continuamos
el descenso, pero al poco de empezar, en una curva ciega de derechas, un cumulo
de infortunios acaba con mi clavícula rota y la bici inservible. Por suerte
contaba con buenos compañeros de equipo, sobre todo Natalia que puso a
resguardo mi coche en el garaje de su casa y me aguantó todo el viaje de vuelta
quejándome de los baches xD, Alfredo me acerco al hotel (que casualmente estaba
al lado de donde habían llevado mi bici tras el accidente) y Lolo, que aparte
de acercarse a tomar unos culines de sidra se hizo cargo de la bici hasta que
pudiera volver a por ella. Gracias chicos!!